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Conservar la memoria, una charla con Blas Jaime

04 Ago 2017 | En primera persona

Conversamos con Blas Jaime, heredero de la cultura chaná. Reconocido por la Unesco como el último hablante de la lengua chaná. 

 

Blas vive en la ciudad de Paraná y todos los sábados enseña su idioma y cultura en el Museo Serrano. En el año 2013 publicó junto a un lingüista e investigador del Conicet, Pedro Viegas Barros, un libro y diccionario de la Lengua Chaná, del cual se encuentran agotados todos los  ejemplares. Actualmente, están pensando en ampliar y reeditar el primer diccionario y en realizar un segundo libro.

Blas nos comparte sus conocimientos, anécdotas y su trabajo en favor de la conservación de su cultura.


 

- Queríamos que nos cuente un poco del pueblo chaná, ¿dónde vivían?¿cuáles eran sus costumbres?

El pueblo chaná vivía en el sur de Corrientes, las costas de Santa Fe y Entre Ríos, del Uruguay y parte del delta. Se ubicaba, principalmente, en la costa y alrededor, donde había islas ya que en esta zona siempre vivió dependiendo del agua.

Ellos habían migrado hacía más de 2000 años del norte, de zona que si bien no era desértica si con escasez de agua y entre montañas. En ese momento eran un matriarcado y gobernaban las reinas guerreras. Pero es una historia muy larga, necesitaría 500 horas para poder contar la historia.
Chaná para empezar es un sobrenombre. Chaña, era lo que ellos pronunciaban cuando cortaban las cabezas a sus vencidos. Cuando mataban a los hombres les cortaban las cabezas y los arrojaban al agua, porque le temían, como todos los aborígenes sudamericanos, a los espíritus de los muertos. Creían que el espíritu de una persona estaba en la cabeza pero no salía muy rápido cuando morían, por eso le cortaban la cabeza y la arrojaban al agua. En la cosmovisión Chaná, el agua es la sangre de la madre tierra, porque ella es un ser vivo, no es una cosa inerte y sus hijos, por ejemplo, son los árboles que se llaman vanatí beáda-’ó. Vanati es hijo y beáda-’ó es madre grande.

Los que vinieron del norte, los más sabios, los ancianos, como allá en el norte habían fracasado con su ciencia, decidieron que acá vivían de otra manera, sin lujos de oro así que probaron de vivir primitivamente, desnudos, como un animal más, siempre teniendo en cuenta a su dios y obedeciendo a la cosmovisión. Tijuiném, el dios que le mandaron a los Chaná, el padre de los espíritus, les dijo que acá como había tanta abundancia que traten de ser felices, lo que no habían logrado allá en el norte, donde vivían matándose uno a otros.

Acá los Chaná vivieron de una forma distinta a los demás pueblos, por ejemplo los Charrúas, los Pampas, Tehuelches y los otros pueblos que venían nómades, nunca formaron pueblo, no tenían dios. En los pueblos Chaná siempre gobernaban un grupo de personas, nunca permitían que uno solo mande para evitar abusos, porque el mismo consejo de ancianos podían ser castigados por los otros. entonces se formaba un consejo,  un taparí (consejo de ancianos):  ta siempre es superior, alto. Nosotros los descendientes de los hombres superiores todos nuestros nombres tenían el ta primero, aunque eran apodos más bien, porque los nombres ellos no los repetían porque creían que si repetían el muerto podía venir.

Nosotros nos creemos, nos aceptamos como descendientes de los hebreos, de la antigua emigración hebrea de hace 12 o14 mil años, que fueron los que poblaron América que estaba vacía. Tató es hombre, y ta es superior, nosotros pertenecemos al linaje de los tató ta que eran los que gobernaban los pueblos chaná; las mujeres eran adá ta, adá mujer, ta superior. Cuando se hacían las parejas de los jovencitos tenían que ser aprobadas por los padres y siempre se mantenía el mismo linaje; no se podía mezclar la sangre porque los superiores eran los guerreros, los curanderos.


En mi caso, yo nací para ser lo que ahora llaman cacique y curandero, pero ya no teníamos pueblo. Nuestra familia conservó la tradición de las mujeres guardamemoria, una institución en el pueblo chaná, ellas venía de las familias de los tató ta. La mujer transmitía a una de sus hijas, la más inteligente, la cultura, el idioma, la historia y todo lo que sabían sobre los otros pueblos, como un reservorio de cultura. En mi familia, por algún motivo, se conservó esa costumbre y por eso hoy podemos conocer la historia, el idioma y las culturas también de otros pueblos.


¿En la actualidad cómo van manteniendo la cultura Chaná?


Ahora lo va a continuar Evangelina cuando yo muera. Porque en verdad le corresponde a la mujer, pasa que como mis hermanitas habían fallecido, mi madre no tenía más hijas mujeres y cómo sabía que no iba a tener más hijos, resolvió preguntarme (pedirme permiso) si yo quería hacerme cargo de la cultura y yo le dije que sí, aunque le correspondía a una mujer, como había pasado en ya muchas generaciones de más de 300 años. Hace ya 300 años que el pueblo dejó de existir porque los españoles lo hicieron desaparecer rápido y le sacaron todos los tató ta, los que gobernaban. A todos los llevaron con el cuento de que iban a preparar la tierra para después llevar a toda su familia, para tener mejores casas, semillas, animales. Como en su cosmovisión el dios les había dicho que cuando necesitará mandarle mensaje iba a mandar unos mensajeros, una visita espiritual, cuando llegaron los españoles diciendo que venían de parte del padre dios, ellos le creyeron y entendieron que dios les mandaba esto para ayudarlos, para dejar de vivir primitivamente, tener lugares mejores, medicina mejor. Así se llevaron a todos los tató ta, juntaron a todos los caciques mayores y se los llevaron para desmontar, para construir casas, sembrar, cazar y pescar, usándolos como sirvientes.


Los españoles tuvieron ayuda de los Guaraníes porque ellos los odiaban a los Chaná, porque los Chaná no dejaban que los Guaraníes se instalen y hagan pueblo acá, sólo los dejaban pasar. Entonces cuando llegaron los españoles, los Guaraníes aprovecharon y se pusieron al servicio de ellos, aprovechando que conocían al pueblo y a la cosmovisión Chaná fue más fácil convencerlos que les convenía aceptar sin luchar.Entonces a pesar de ser un pueblo más numeroso y más guerrero desaparecieron pronto.
 


¿Con respecto a la lengua chaná, usted cómo la aprendió?


Aprendí de mi mamá y de mi abuela, un poco de mi bisabuela y otro poco un viejo chaná con el que me mandaron que estaba en el monte, un curandero. Porque mi mamá era muy delicada y había cosas de los hombres que no me podía enseñar.

 

Cuando yo acepté hacerme cargo de la cultura, ahí aprendí exhaustivamente la lengua porque antes hablaba solamente algunas palabras, lo necesario y muy poco, porque nosotros no teníamos que decir a nadie que éramos aborígenes, siempre nos hacían la seña de que teníamos la boca cerrada, cosida. Porque mi abuela decía  que es tu mejor amigo hoy, pero puede ser tu enemigo mañana, deja de ser tu amigo, se ofende y divulga; y en esa época, los niños aborígenes eran muy tenidos de menos, como basura podríamos decir, nadie quería tenerlo.

 


¿Y usted les enseñó la lengua a sus hijos? ¿Evangelina habla?

 

Sí, a Evangelina. A los otros no porque yo viví trabajando.

 


Pero después escribió el diccionario que es una forma también de enseñar la lengua

 

Si,  el diccionario aunque tiene muchos errores  muchas faltas. Tiene lo que se llama la fe de erratas, para el próximo que ya va ir con muchas correcciones aunque quizás no con todas. Y está agotado, no se puede conseguir ni uno.

 

¿Y el segundo libro tiene que ver con eso con completar el primer diccionario?

 

No, por ahora va a ser más de lo mismo. Tenemos como un libro patrón digamos para pasarlo a la imprenta para otra edición pero también tiene errores, así que estamos en eso corrigiendo y recién después el año que viene va a salir el nuevo libro. Pero va a ser otro diccionario aumentado y corregido, con nuevas leyendas, nuevas cosas que ya hemos hecho las traducciones con los alumnos.

¿Hay palabras que no se puedan traducir?


No, todas se pueden traducir. Lo que pasa es que ese diccionario está muy incompleto hubo muchos errores al transcribir. Como yo se los pase al Conicet y ellos lo ordenaron, porque yo ya los había ordenado alfabéticamente porque yo a los primeros que hice los había hecho todos entreverados y después lo ordené alfabéticamente. Y eso le di al doctor del Conicet, al lingüista y ellos al pasarlo a máquina a la computadora, cometieron muchos errores y muchas palabras que yo voy recordando todavía. Ellos tenían una palabra que es cacume, por ejemplo, y son cuatro vocablos y no lo tenían. Ca es Es, Cu es Mejor y eso falta. Me es el sacudón es como un temblor o también es el terremoto porque dios los castigaba en su cosmovisión con sacudones, pero allá en el norte porque acá no hay sacudones. Y ese es el último vocablo de la palabra chamamé que ahora recién se sabe que es una palabra Chaná y de los Chaná de corrientes. Acá estaba prohibido el baile y la música en toda esta área de Entre Ríos. E incluso ahí en Santa Fe también, porque hubo muchos pueblos Chaná y caciques como Coronda, Coronda - é se llamaría en Chaná, el cacique ese que en la historia de Santa Fe es el famoso cacique Chaná. Coronda, Coronda - é es  decir que era jorobado, seguro que era medio encorvado porque todos tenemos apodos.  Mi nombre es Perro sin Dueño, por ejemplo, Evangelina se llama luz de luna y así todos los alumnos, cada uno tiene un nombre Chaná.

¿Y el nombre lo elegían los padres para uno?

No, cuando el niño crece, así lo explica en la leyenda de las mariposas, no se le ponía nombre. Sino cuando era más grandecito y demostraba alguna cualidad o defecto o hábito o lo que fuere, por ejemplo, si le gustaba tejer, como tejían las mujeres con la flor de ortiga, Abay-é, arañita, que tejía como la araña la tela. O si andaba siempre zumbando era una niña revoltosa o molesta le decían Atú. Atú es la mosca, molesta. Infinidad de nombres se pueden poner así, la mayoría pone el nombre de flores también Amarí. La niña esa de la leyenda de la mariposa, una se llama caricia, Nám Nádo, es decir mano dulce o sea caricia. Y la otra se llama Yila Tapey- é sonrisa, sonrisa chica, Yila es la risa y sonrisa es Yila Tapey– é.
 

¿Y a usted le pusieron por rebelde el apodo?


Sí. Nosotros nos podemos cambiar el nombre cuando adultos. El nombre se puede cambiar porque son apodos no son nombres. Porque antiguamente en la otra civilización tenían su nombre, pero como después la cosmovisión prohibía repetir el nombre de los muertos ya no había nombre que poner, entonces empezaron a poner apodos. Incluso, cuando el reparto de indios que hizo Garay en 1582, algunos de los caciques Chaná que los repartían como animales a los nuevos inmigrantes, que venían para que les sirvieran, hay uno que es Diente Brillante por ejemplo, y así o Mata Mosquitos, Caza Mosquitos, hay uno que se llama Ña Atím uno de los caciques, Ña Atím mata mosquitos.
 

Por lo que pudimos leer, cuando usted se jubila comienza a buscar a otros hablantes  ¿Cómo tomó esa decisión? ¿siempre quiso buscarlos y nunca pudo?


No, nunca tenía tiempo. En vialidad  trabajaba yo. Era un jefe entonces tenía siempre mayor horario, horario extendido. Y es como que algo me decía que tenía que buscar a otros porque nunca había tenido tiempo, siempre trabajaba mañana y tarde, sábados y domingos hacía guardias, tratando de ganar un peso más.

Y entonces, porque yo empecé a hablar por una circunstancia inesperada se puede decir. Acá mismo a dos cuadras, yo venía en auto y me para un amigo. Un profesor de Guaraní que todavía damos clases juntos en el museo, Mechetti Martínez, y me dice: -¿para dónde vas Jaime?, -me voy para mi casa; me dice: –¿No me podes llevar para mi casa?, -Bueno, bueno, le digo, vamos. Y vivía un poco lejos entonces lo llevé y me dice: – Yo quiero que vos vayas porque mi señora te quiere conocer porque era muy amiga de tu hermano Machito y siempre hablamos de vos, del Chaná. Y él sabia que nosotros éramos Chaná porque mi hermano incluso ya había escrito algunas canciones en Chaná, escribió algunos libros mi hermano, un poco la historia nuestra también pero un poco contada a su manera. Bueno la cuestión es que fui a la casa, y por esa causalidad que le llamamos no casualidad, estaba de visita una señora del Instituto Nacional de Indígenas de Buenos Aires, porque el domingo siguiente o el sábado siguiente era el aniversario de una de las fechas de los aborígenes, entonces había venido para participar en el teatro que había una juntada de escuelas. Él entró y le dijo a la compañera que también enseña Guaraní: -Acá lo tenes al hermano de Machito que vos lo querías conocer. Y bueno me saludó ella y me presentó a la otra señora y él le dice: -este es el único Chaná que queda, el Chaná que habla que tiene el idioma. Y la señora dice – ¿cómo el chaná si los chaná no existen? ¡hace siglos que no existen! Y le digo: - Bueno, toque si quiere pero yo existo, como el idioma, la cultura, la historia, -¿Pero cómo puede ser si no hay Chaná? Dice, -y Bueno como puede ser no sé, yo estoy. Y me dice: -bueno entonces nos puede acompañar al teatro, -Bueno sí , sí, los acompaño, no hay problema y bueno dice: -a tal hora, a las 4 de la tarde en el teatro.

Cuando fui, me estaban esperando en la puerta, en vez de hacerme entrar al salón donde se sientan los demás, me hicieron pasar por un pasillito para el escenario y allá me sentaron. Al rato empezó la actividad, y entonces la señora esa habló ella que era una Coya y después habló Lidia, la mujer de mi amigo, del Guaraní, y después la señora Coya se para toma el micrófono y dice: -Bueno ahora les va a hablar el anciano Jaime sobre la cultura y cómo vivían los niños chaná, ¡pero a mí no me había dicho nada! Ni siquiera si yo sabía que como vivían los niños o no, si casi no habíamos hablado. Y yo me quedé sentadito ahí, miré así, pensé que era otro el anciano, si no me consideraba anciano para mí yo era joven todavía. Entonces miro y le preguntó -¿Quién es? porque para los coyas el anciano es un título de distinción, el anciano es como si dijera un cacique. Entonces me dice, -Y usted, usted don Jaime háblele a los niños cuéntele cómo vivían los niños chaná. Bueno, me paré y le empecé a contar a los chicos. Y justo ahí como era para muchas escuelas, había muchos niños, había ido un camarógrafo de Eco Urbano a filmar el acto. Y después me hicieron un pequeño reportaje ahí y había una chica del diario, una cronista también, sacó nota de dónde era y como sabía de los Chaná. Y eso fue como que hizo ¡puf!, y enseguida empezaron a ir los periodistas a mi casa a preguntar, porque el Chaná en realidad era como que no existía. En los libros de texto de acá de Entre Ríos de hacía como 30 años, decía que ya no existían más indios acá y ahora en el último censo aparecieron 13 mil y pico de descendientes, y antes mucho más porque el  censo fue pésimamente hecho.

Y bueno y así empecé y después ya no paré más, sigue, sigue cada vez hasta que después del museo me preguntaron si quería enseñar, y bueno yo le dije que sí pero no tenía nada escrito, tenía papeles viejos pero todo entreverado. Y entonces me puse a ordenar recién las palabras por el abecedario y demás, pero me llevo bastante tiempo. Y después el esfuerzo de ir recordando que hasta ahora me vienen a la mente palabras que no recordaba


¿Y la lengua era primeramente oral? Es decir, ¿No había escritura de la lengua Chaná?

No, no. Si la primera escritura que hay, aparte de los libros de mi hermano que escribió algunas palabras así en sus canciones porque él era folklorista, nadie había escrito más que Larrañaga en 1815. Pero ahora dudan de Larrañaga, porque yo lo decía que esas no eran todos vocablos Chaná. Porque a un indio viejo de esos del monte que estaban ahí en el lugar en Varadero creo que fue que es donde estuvo Larrañaga, le preguntaba así de sopetón en otro idioma, en español y él contestaba lo que le parecía porque todos los aborígenes chapurreaban los idiomas de los otros pueblos porque si no, no se podían entender. Si yo Chaná encuentro un Charrúa y (habla en Chaná) y el no sabe lo que le digo, porque inclusive el idioma Chaná no es tan así como yo lo enseño, es más gutural y no corta las palabras, habla todo corrido, puede estar hablando media hora. Pero mientras tienen que estar mirando las manos, habla con las manos. Los verbos se conjugan todos con ademanes, Oté puede ser lo hice yo, los dos, muchos según como se señala. Embolé es alto, embolé profundo, embolé mucho, y así, los mismos vocablos tienen que ser acompañados por ademanes.

 


Al ser poquitos vocablos se ayudaban con las manos

Claro, claro. Serían mil y pico podría haber tenido más, pero a mí me llegaron ya perdidos porque desde la tatarabuela que habrá empezado en secreto ya a transmitirle a otra, es como el cuento ese que le dice una cosa y después cuenta algo que nada que ver, así que mucho se habrá perdido. Yo lo tuve que transformar al idioma en enseñable, a mí entender, de ignorante. Pero porque yo decía ¿cómo voy a enseñar? ¿quién me iba a entender? A mí me parecía imposible. Atá, Atamá, agua pasando. Y es lo que hay, el que no le guste, no quiera aprenderlo. Yo tuve que españolizarlo para poder enseñarlo.

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