Daños “colaterales”, las otras víctimas del femicidio
Los femicidios se cobran más víctimas. En nuestro país más de 3000 niños, niñas y adolescentes perdieron a sus mamás asesinadas por violencia de género. ¿Cuál es el rol del Estado? ¿Qué respuesta brinda frente a la violencia que día a día se enfrentan las mujeres y sus hijos?
Según cifras del Observatorio de Femicidios de la organización civil La Casa del Encuentro, en Argentina del 2008 a esta parte, los femicidios dejaron sin madre a 3158 hijas e hijos. En más de 2000 de estos casos los afectados fueron menores de edad.
En el año 2016, hubo 290 femicidios y como consecuencia 401 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin su mamá; de ellos, 242 tenían menos de 18 años cuando ocurrieron los crímenes. Sólo en lo que va este año, 133 mujeres murieron víctimas de violencia sexista dejando sin madre a 239 hijos e hijas; de los mismos 153 son menores de edad.
Podríamos decir entonces que entre 2008 y 2016, por día un niño, niña o joven perdió a su mamá como consecuencia de hechos de violencia de género. Pero los números no hablan, no gritan, no lloran, no sienten, no extrañan. Detrás de las estadísticas frías y rígidas hay historias.
"El femicidio es la última y más grave instancia de la violencia de género, casi siempre precedida por violencia doméstica, amenazas y maltratos, un círculo que suele tener cautivos durante muchos años a los hijos, quienes, aunque no reciban golpes, siempre resultan agredidos por la situación que se vive en su casa y la victimización de su mamá", declaró Ada Rico, presidenta de la ONG, a la agencia Télam.
El pasado 22 de junio, el Congreso dio un paso en la protección de niñas, niños y adolescentes víctimas colaterales de femicidio. La Ley N° 27.363 "Modificación del Código Civil y Comercial de la Nación - Privación de la responsabilidad parental", publicada en el boletín oficial el 26 de ese mismo mes, quita la responsabilidad parental por Femicidios, homicidio agravado, lesiones gravísimas y abuso sexual contra el hijo o hija.
Hasta entonces, en nuestro país un hombre acusado de femicidio perdía la patria potestad sólo cuando la condena estaba firme. Pero a veces, ni siquiera en esas instancias era cumplido. Como por ejemplo, el juicio a José Arce: la justicia lo encontró culpable de mandar a matar a su exmujer, Rosana Galliano; sin embargo, los hijos de ambos, que entonces tenían 3 y 4 años, permanecieron bajo su tenencia, beneficiado entonces con prisión domiciliaria.
Esta nueva disposición constituye un avance en la defensa y los derechos de las hijas e hijos de las mujeres asesinadas por violencia sexista, impidiendo que queden a cargo de quienes son condenados por ese delito u otros que atenten contra la integridad sexual.
No obstante la legislación no hace ninguna alusión a la crear centros de día y refugios, una medida que podría resguardar la integridad de los menores a partir de la inclusión en espacios de tránsito para la asistencia y alojamiento. Tampoco se hace mención a una posible asignación económica que permita garantizar el acceso a una alimentación saludable, educación, salud y otros derechos de los niños. No habla de brindar capacitaciones a funcionarios/as, empleados/as, administrativos/as, judiciales y a la fuerza policial para actuar en los casos de violencia de género con menores involucrados.
Reconocemos y celebramos los logros alcanzados, pero entendemos que frente a un femicidio, que es el último eslabón de una larga cadena de violencia contra las mujeres, confluyen varios actores con distintos grados de responsabilidad entre los cuales se incluye el Estado. Ante la ausencia de políticas públicas que protejan a las mujeres y a sus hijas e hijos, el movimiento feminista protagoniza luchas inéditas por el acceso y la construcción de derechos. Los reclamos de políticas específicas, los Encuentros Nacionales de Mujeres o las masivas movilizaciones del “Ni una menos” ponen en evidencia las fallas del sistema y la incapacidad del Estado para dar una respuesta integral a la violencia que día a día se enfrentan las mujeres y sus hijos en nuestro país.
